En el momento en que grabé estos audios, en mi país Perú estábamos camino a nuevas elecciones presidenciales. El país estaba dividido de acuerdo al candidato por quien ibas a votar. Sé que esta situación es 100% replicable en muchos países y que es una situación normal cuando hay un clima electoral. Las personas se criticaban entre si diciendo “cómo es posible que pienses votar por X!”, “está mal que no quieras votar” o “la única buena opción es Y”. A raíz de esa situación fue que empecé a pensar en los juicios. Juzgamos a personas sin conocerlar, juzgamos una situación sin entenderla en su totalidad y juzgamos también nuestro propio proceder y somos duros con nosotros mismos. Juicios, juicios juicios.
Lo único que genera el juicio es un rechazo. Cuando juzgas a alguien lo que haces es rechazar algo en esa persona pues siempre el juicio tiene una connotación negativa. Yo también caigo en ese pensamiento más de lo que quisiera y opino de lo que le pasa a alguien más según como yo veo las cosas. Así no lo comente y sólo lo piense, lo juzgo. Y es clave lo último que digo:
…según como YO veo las cosas.
Partamos de que nuestros juicios están basados en nuestra percepción. Y es precisamente eso: una percepción de la realidad. Porque nadie en este mundo, ninguno de nosotros tenemos un conocimiento concreto y definitivo de la realidad. Eso sólo es posible a nivel del espíritu y nosotros estamos guiados por nuestra mente. Muchos intentamos entrar en contacto con nuestro espíritu, y de hecho mientras más aceptemos que somos espíritu, mejor nos vamos a sentir y tendremos más paz.
Sin embargo, en nuestra vida en esta tierra, muchas personas se dejan llevar por sus percepciones y piensan que lo que perciben es la realidad y la verdad. No hay nada más equivocado que eso. Lo que nosotros percibimos está sezgado por nuestras experiencias y es solamente un reflejo de nuestros pensamientos. Nadie percibe la vida igual a otra persona. La única verdad de lo que podemos estar seguros es de que todos somos un espíritu perfecto. Todo el resto es una creación de nuestra mente y muchas veces de nuestro ego. El ego siempre está intentando infundir miedo pues él no nace del amor.
Sabiendo esto, haz el esfuerzo necesario por dejar de juzgar. Juzgar la realidad que te rodea, las personas con las que interactúas, el proceder que tuvieron tus padres, a esa amiga que ya no lo es más. Juzgar no te lleva a nada. Intenta mirar a los demás con ojos de amor, reconociendo que todos los que estamos aquí somos iguales y venimos de la misma fuente. Todos tenemos un camino personal de aprendizaje y si está en tus manos poder ayudar a alguien hazlo. Pero la ayuda no es querer cambiar al otro, es aceptarlo y reconocerlo.
Hace unos días, fui a comprar unas cosas de una familia que está dejando Canadá y regresando a su país. La mamá de la familia me contó que no encontraban la forma de poder obtener su residencia permanente. Habían gastado mucho dinero poniendo un negocio y pagando sus estudios y, debido a su edad y a los pocos puntos que tenían para Express Entry, no teían más opción que vender todo y regresar a su país para no agotar todos sus ahorros. La escuché atentamente y no les voy a negar que automáticamente mi cerebro empezó a listar todas las cosas que yo consideraba que ella y su familia hubieran podido hacer diferente para lograr la PR.
Cuando dejé su casa, comenté con mi esposo todos los errores que creía que habían cometido. La juzgué y por ende la rechazé. Viendo hacia atrás reflexiono y me digo: primero Eli, no conoces toda la historia, sólo lo que ella pudo decirte en los 20 minutos que conversaron. Segundo, no es mi rol juzgar sus acciones ni construyo nada en ella ni en mi haciendo eso. Tercero, es muy probable que todo esto que estan viviendo es solo una parte de un plan mayor de vida lleno de aprendizajes. Puedo aprender yo algo de su historia? Absolutamente! Viéndolo con ojos de amor, más bien le agradezco haberla conocido por dos razones. Uno es que su historia puede servirme en el futuro para ayudar a alguien más si la miro sin juzgarla y como una experiencia. Y dos que la interacción con ella me hizo reflexionar acerca de mis juicios a otros. Pude ayudarla de alguna manera? Quiero pensar que sí, y que comprando algunas de las cosas que vendía, la he ayudado a seguir con su camino. Notas la diferencia entre ambas formas de mirarla?
Espero que al terminar de leer esto, reconozcas que juzgar no te suma. Mirar las cosas sin juzgar requiere de practica. Puedes empezar a practicarlo cuando gustes.
Un beso y mucho amor para ti.
Eileen
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