Estoy segura de que antes ya has escuchado de la Abundancia. Y no sé si te pasó como a mi, pero yo relacionaba la palabra abundancia con el exceso. Con tener algo en demasía, tanto que ya ni lo necesitas. Pero la semana pasada acabo de reconocer que ese concepto de abundancia tiene otro significado en la realidad. En nuestra vida física, en la vida 3D.
La semana pasada, estuve conversando con una persona que mantendré en el anonimato. Vamos a llamarla Valeria. Un paréntesis: me encanta esto de andar poniendole Alias a la gente. Me hace acordar mucho a mi abuela que le encantaba poner apodos a todos. Ya les contaré esa historia en otro newsletter.
Bueno, Valeria me contó que ella desde hace muchos años mantiene a su mamá. Ya no vive con ella, vive con su esposo y con sus hijos. Pero es reponsable de todos sus gastos junto con sus 2 hermanos. Ella tuvo una juventud con carencia de dinero pero a punta de mucho esfuerzo, trabajo y fe, logró salir adelante y tener una posición económica estable. Y a lo largo de ese trayecto de vida, ella tuvo que ver como se las arreglaba para poder dar el dinero necesario para su mamá. Hubieron momentos muy duros, donde no tenía mucho y a duras penas podía dar, sin embargo nunca dejó de hacerlo.
Hace unos años, ella ya estaba casada y como de costumbre pasaba su mensualidad. A pesar de que económicamente no estaba mal, tampoco le sobraba el dinero. Aportar el monto que le correspondía era un esfuerzo, y siempre significaba que tenía que sacrificar algo para poder darlo. Ella renegaba mucho de tener que hacer este esfuerzo y le decía a su esposo que ya estaba cansada de tener que aportar y todos los meses estar “con las justas”.
Un día, su esposo que la escuchaba siempre le dijo: Valeria, por qué no pruebas dar ese dinero sin renegar? De todas maneras vas a tener que aportarlo, y es mejor que lo hagas de buena gana. Dalo con amor. Y aquí te voy a dejar algo para que lo medites que no sé si el esposo de Valeria le dijo o si él lo sabía pero ahí va:
Para tener tienes que dar
Luego de esa conversación, Valeria cambió su actitud con respecto a ese dinero que debía entregar todos los meses. Empezó a darlo con cariño. Y a su sorpresa, las cosas cambiaron para ella. Ya no tenía que ruletear con sus tarjetas de crédito para poder tener el dinero disponible, ni tenía que prestarse para llegar a fin de mes. Poco a poco, ese dinero empezó a estar disponible para ella siempre. Sin esfuerzos, sin complicaciones. El dinero estaba listo para ser entregado cada fin de mes.
Esto es a lo que yo ahora me refiero cuando hablo de la abundancia. Es ese flujo constante e inagotable de todo lo que necesitas en la justa medida y sin esfuerzo. Y al decir “sin esfuerzo” no me refiero a que vas a quedarte sentado en tu sillón esperando a que te entreguen el dinero en la mano. Siempre vas a tener que tomar acción para lograr cosas. Pero todo va a llegar a ti cada vez que lo necesites. Para que eso suceda tienes que dar. Dar con amor y con fe porque ese dar representa que crees en la abundancia y que tienes fe en que se dará para otros y para ti.
“Eileen, y eso quiere decir que no puedo pedir o visualizar ser millonario o tener una mansión o tener un carro último modelo?” No. Pero confía en que “El Universo” (o ingresa aquí el nombre de lo que tú creas como un poder superior) va a darte exactamente lo que tu espíritu necesita en este plano 3D. Empieza por lo pequeño y cotidiano. Da con amor a otros y verás como nunca te faltará nada.
Gracias Valeria por tu historia. Me dio mucha emoción escucharte contarla.
Eileen
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