Hola!
Reportando desde la hermosa British Columbia en Canadá, entrando ya a los días fríos de otoño donde las hojas de los árboles caen en tonos que van desde el amarillo al rojo intenso, y donde aún podemos disfrutar de días soleados.
Cada vez que miro a mi alrededor, sobre todo cuando voy camino a mi oficina en la ciudad de Chilliwack (80 kms al este de mi casa), agradezco tanto tener la oportunidad de vivir esta etapa de mi vida en este escenario. No he visto ciudad más linda que esta, con montañas tan imponentes y un verde tan intenso. Si también vives aquí, sal hoy a la calle y mira a tu alrededor. Vive el presente rodeándote de la naturaleza que abunda aquí. Es un regalo para el alma!
Ahora si pasemos al tema de hoy, la fe. Estos audios que dejo abajo los grabé en Junio del 2021, cuando aún estaba en Lima, Perú. Si prefieres la versión en audio dale click aquí abajo. Si prefieres leer, sigamos.
Primero tengo que contarte la historia de una experiencia que tuve cuando tomé un taller para conectar con los angeles benefactores del alma. Fue una experiencia muy bonita en general, pero hubo un momento que fue muy determinante en las decisiones que tomé luego en mi vida. Uno de los ejercicios que nos hicieron hacer en el taller, constaba en elegir al azar unos papelitos en donde estaban escritos diferentes dones de Dios. Cada participante tenía su turno para leer en voz alta lo que decía el papel y que es lo que le hacía sentir. Cuando fue mi turno de leer el papelito vi que tenía una frase acerca de la fe (no logro recordar el mensaje exacto).
Para dar un poco de contexto, yo llegué a este taller de angeles por medio de una amiga del colegio que contacté por cosas del destino. Ya no recuerdo bien como re-conectamos porque honestamente no eramos muy cercanas en el colegio y luego que terminamos clases no nos frecuentamos. Pero la vida te pone al frente a las personas que necesitas en el momento justo pues la única manera que tenemos para avanzar y evolucionar es a través de otros. Yo estaba buscando una respuesta a por qué me sentía tan mal y vacía. No me iba nada mal en el trabajo, me sentía estable en mi relación de pareja, tenía buena comunicación con mi familia, pero dentro de mi algo no hacía click. Esta amiga daba talleres con rosas y angeles y después de un par de sesiones con ella, me recomendó tomar el otro taller grupal con otra facilitadora que venía de fuera del país.
Así que volviendo al momento en que tenía que leer mi papelito, recuerdo el silencio en la sala y todas las miradas puestas en mi, con atención para escuchar mi frase. Abrí la boca para poder leer la frase pero al momento de decir las primeras palabras mi voz se quebró y senti una avalancha de pesar y pena que me envolvió completamente y me hizo ponerme a llorar. No fue un llanto tímido y en silencio. Fue un llanto que no podía controlar. Al mismo tiempo pude sentir la compasión de todas las personas en la sala conmigo y sentí la confianza para dejar ir toda esa emoción y encontrar la calma de nuevo. Por qué lloré? Qué hizo que me sintiera así? Pues el mensaje dio justo en el clavo porque pude darme cuenta de que ese vacío que sentía dentro de mi era mi falta de fe.
Yo entendía la fe como esa confianza que tienes en que las cosas van a ir bien (“Yo tengo fe que todo cambiará” como dice la canción). En que gracias a mi esfuerzo, mi compromiso, mi fuerza y mi buena voluntad es que conseguía las cosas. Era una fe en mis pensamientos, una fe en mi. Una fe en cuánto yo podía confiar en mi capacidad de ser mejor. A veces también decía que era fe en Dios, pero más bien era mi capacidad de creer en Dios. Era un fe que venía del ego y que daba mucho peso al concepto de individualidad.
Lo que aprendí luego es que la fe no es otra cosa que dejar todo en manos de Dios y el Espiritu Santo que es nuestro guía. Más que decir que yo me sostengo en mi fe, o que yo genero esa fe desde mi mente que es algo que proviene del ego es verlo diferente. Es decir que Dios está en mi junto al E.S. y que yo entrego y dejo en sus manos mis decisiones porque al ser la fuente infinita de amor, siempre serán decisiones de amor. Ellos son mis guías y tengo fe en lo que realmente soy que es uno con Dios y con todos, reconozco lo que es la verdad y entrego todo esto a ese poder superior, encontrando así la paz.
Quizás necesites leer un par de veces más lo anterior. Lleva este mensaje contigo a tus momentos de silencio, a tus meditaciones, a tu cafecito en la mañana, a cuando estás con los ojos cerrados intentando dormir, a cuando estas manejando sola y en silencio, es decir, a tus momentos contigo misma. Reconoce cual es tu concepto de fe y mira si este viene del ego o del amor. La fe no tiene que ver con la religión pues las religiones son una creación de este mundo 3D. La fe trasciende y va más allá de esta existencia, nos reconoce como lo que realmente somos, un espíritu eterno en una experiencia encarnada. Y hoy en tu camino te toco leer este mensaje para algo. Y me siento muy feliz de estar conectadas y poder llevar un poquito de luz a tu vida. Espero que te sirva.
Nos conectamos pronto.
Eileen